Luna de Avellaneda. Frío en los pies

"La luna había conseguido escapar de las nubes y se recortaba en el cielo nocturno" *

Solo recordaba las voces argentinas, algún actor, los chicos jugando a baloncesto en aquel local decadente de tonos azulados... y la oscuridad. Nada más. Solo vio el final entonces y pensó: lástima, tenía buena pinta. Aun así mientras hacía zapping en su aburrida soledad la siguió a ratos, pero no la quiso ver, sin dolor ni nostalgia, pero no, mejor así pensó, mientras volvía a decirse, lástima, debe estar bien.... Tantas cosas se había perdído... había perdído. Se preguntaba si en todo aquello solo hubo un culpable: su egoísmo. La culpa antes, la culpa después... la maldita culpa que la reconcomía cada despertar.

*El cielo es azul, la tierra blanca. Una historia de amor. De Hiromi Kawakami.

Vuelvo a leer, por fin... nueve meses hacía que no podía imbuirme en un libro. Justo desde el adebacle.. Quizá ahora, esta soledad que me produce ese frío en los pies por la noche, me está ayudando. Hacía falta este distanciamiento. Sí. De la situación, de nosotros. Pero ese frío en los pies me desvela...

Si consigues leer con fluidez, todo irá bien. Palabras del librero que me recomendó este libro, entre otros, al decirle que no podía concentrarme en la lectura, que mi vida era una marabunta, o más bien un laberinto. Y las palabras de libreros, los que aman su profesión, son palabras sabias. Te visitaré libreo de la plaça dels Països Catalans, y te contaré como te prometí, si he encontrado la salida. Igual son los libros y yo sin enterarme. Qué es primero el huevo o la gallina...