7/4/10

7A tocado


11A embarrancado

19A hundido


Y aquel 11A quedó como el Benil, recostado en las rocas, exibiendo su interior a ojos curiosos y anhelantes. Y se dejó llevar por la marea, sufriendo los embates de la tramontana unas veces y la suave brisa del mediterráneo, otras.

Pero fue demasiado para él y se fue hundiendo poco a poco hasta ese 19A. Al fondo llegó i allí descansa, victima del tiempo y gracias a él, que a golpes de timón o de suaves olas le va sacando a la orilla y algo de él VIVE ahí fuera, en la intemperie abrupta de la vida, oxidado y vetusto... solo alguna pieza quedó intacta, una pieza pequeña que aún le brilla, que dice que no todo se pierde en los naufragios.

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